domingo, 17 de enero de 2010
Día 330
He perdido mi felicidad, ese gozo que siempre pensé que me caracterizaba. Perdí mi felicidad un par de días. Me he dado cuenta que es Él. Él en lo que hago día a día, en lo que siento. No digo que necesite estar en la iglesia, y servir para que "sea para Él". Simplemente el sentirlo en lo que hago, en mi trabajo, en cada cosa que enseño, que aprendo. Me falta sentir su aliento.
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